JOSÉ BERRUEZO SILVENTE.

Por el sendero de mis recuerdos. 1920-1939

 

 

El libro que presentamos son las memorias de uno de los líderes más destacados del cenetismo colomense durante la Dictadura de Primo de Rivera, la República y la Guerra Civil. El valor de estos escritos es fundamental para conocer la historia local durante estos periodos.

 

Es cierto que Gramenet no era una localidad desarrollada industrialmente, como podía ser la vecina Badalona, y, por tanto, la presencia del cenetismo como fuerza sindical organizada no se centró en las luchas laborales, sino que adquirió una especial relevancia en la lucha ciudadana. Los anarcosindicalistas colomenses fueron capaces de crear toda una red de relaciones sociales y organismos de sociabilidad que dieron cohesión ideológica y política a los miles de trabajadores que, expulsados de Barcelona durante los años veinte, tuvieron que refugiarse en la periferia de la gran ciudad, ya fuera en los nuevos barrios que crecían alejados del centro urbano o en en los nuevos núcleos creados por la Dictadura en la orilla derecha del río Besós, los dos grupos de Casas Baratas que entonces pertenecían a Santa Coloma de Gramenet. Fue en este contexto en el que la figura de José Berruezo adquirió un protagonismo especial.

 

José Berruezo Silvente nació el 13 de junio de 1895 en Mazarrón (Murcia), llegando a Santa Coloma a principio de 1920. Tres años después participó en la formación del primer sindicato del que tenemos noticias en la localidad: el Sindicato Único de Trabajadores adherido a la CNT, organismo que hubo de disolverse al implantarse la dictadura de Primo de Rivera en septiembre de 1923. Berruezo colaboraría estrechamente en las actividades del Ateneo Instructivo Colomense, asociación de carácter plural donde coincidían las izquierdas locales, desde republicanos hasta anarquistas, realizando una importante labor cultural entre los obreros de la ciudad y mostrándose como un referente de oposición a la Dictadura.

 

Berruzo compaginó esta labor con su trabajo en diversas industrias de Barcelona, pero su formación autodidacta le llevaría a ser corresponsal de prensa, primero del periódico republicano El Diluvio, y, una vez proclamada la República, en Solidaridad Obrera, órgano de la CNT catalana. Fue también uno de los impulsores de la Casa del Pueblo de la CNT colomense, siendo su presidente en varias ocasiones a lo largo del período republicano. Allí se instaló una Escuela Racionalista que, ante el escándalo de los sectores conservadores locales, aplicaba una pedagogía moderna, activa, sin discriminación sexual, y ¡lo más escandaloso! sin presencia del adoctrinamiento religioso.

 

Paralelamente a la organización de la escuela, Berruezo dedicó sus energías a la reconstrucción del Sindicato Único de Trabajadores, al que representaría en varios Plenos Regionales y Comarcales. Sin embargo, su más importante actividad se desarrolló como maestro de la escuela creada por el Ateneo de Cultura Social de Sant Adrià del Besòs (Plà de Besòs durante la guerra) que no dejó hasta el final de la guerra civil. Sufrio en sus carnes la represión que se abatió sobre los militantes cenetistas durante la República, estando en la cárcel de Valencia donde coincidió con destacados militantes de CNT como Durruti, Antonio Ortiz o Francisco Ascaso.

 

Al estallar la guerra fue miembro del Comité Revolucionario y, cuando fue disuelto, concejal de Sanidad e Higiene en el ayuntamiento formado en octubre de 1936. Durante la estancia del Alcalde Celestí Boada (ERC) en la URS, con motivo de la celebración del 1 de mayo, Berruezo fue elegido alcalde accidental, puesto desde el que tuvo la responsabilidad de gestionar los difíciles momentos sucedidos durante los hechos de mayo de 1937 en Gramenet.

 

Cuando Boada fue movilizado para el ejército de la República en mayo de 1938, Berruezo fue elegido Alcalde de la población. Fue el período más duro de la guerra, pues la derrota se veía cercana y las tropas de Franco ya invadían Catalunya. No esperando la clemencia de los vencedores, marchó al exilio en Francia donde colaboraría activamente en la reconstrucción de la CNT, sucesos que nos ha dejado relatados en su obra “Contribución a la historia de la CNT en el exilio”.

 

A diferencia de otros sectores libertarios, Berruezo siempre mantuvo la opinión de que el exilio debía dar todo su apoyo a los que luchaban en el interior de España y que debían ser estos los que marcaran la línea que la CNT debía seguir para la más rápida caída de la dictadura. Fue un activo colaborador de la prensa del exilio, por ejemplo España Libre, publicando un artículo mensual entre 1954 y 1961, bajo el título genérico de “Crónicas del trabajo”, donde exponía su opinión sobre el movimiento sindical en Europa. Este trabajo, junto a sus opiniones comprensivas con el fenómeno del cincopuntismo, están todavía por estudiar.

 

En 1976, ya muerto Franco, pudo visitar de nuevo Santa Colma de Gramenet, donde se encontró con antiguos conocidos, algunos de los cuales, como Joan Vicente Castells, lo animaron a que escribiera sus memorias, que quedaron recogidas en esta obra que os presentamos “Por el sendero de mis recuerdos. 1920-1939”, editado en 1986.

Berruezo murió en Aix-en Provence el día 7 de agosto de 1990.

 

Juanjo Gallardo

Santa Coloma de Gramenet, 27-3-2016

 

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